El alcalde de La Oliva, Isaí Blanco, ha decidido romper su silencio tras varios días escuchando y leyendo comentarios, críticas y acusaciones sobre su gestión en El Cotillo y en el municipio. Asegura que muchas de esas afirmaciones, difundidas por partidos políticos que no forman parte del Ayuntamiento, circulan con una ligereza preocupante en redes sociales y espacios públicos. Reivindica la necesidad de debatir “con serenidad y responsabilidad” cuando se habla del futuro del municipio.
Blanco afirma que la crítica forma parte de la vida democrática, pero recuerda que debe basarse en datos verificables y no en mentiras, bulos o mensajes manipulados. Considera que el ruido generado por formaciones externas al gobierno municipal “no aporta soluciones reales” y insiste en que “las mentiras tienen las patas muy cortas”, confiando en que la ciudadanía sabe distinguir entre preocupación sincera y discursos oportunistas.
En su reflexión, el alcalde reivindica la identidad marinera de El Cotillo como un valor esencial que debe protegerse. Rechaza que se pretenda presentar al Ayuntamiento como enemigo del pueblo y admite que la isla afronta una presión turística creciente. Sobre este punto, defiende abrir un debate serio, planificado y riguroso sobre el modelo territorial y económico, lejos de los gritos y de los vídeos sensacionalistas que, afirma, algunos partidos están utilizando para obtener visibilidad rápida.
También responde a quienes lo señalan como “desarrollista” o lo acusan de actuar como “agente inmobiliario”. Explica que tuvo una pequeña inmobiliaria hace años, pero la cerró hace cinco para dedicarse en exclusiva a su labor pública, algo que —afirma— es conocido en todo el municipio. Subraya que sus decisiones no se toman en redes sociales, sino que quedan recogidas “por escrito, en expedientes, en plenos y en hechos”.
Como ejemplos, menciona tres posiciones claras: la negativa del grupo de gobierno a una propuesta para construir 500 viviendas entre El Cotillo y El Roque; su oposición pública a cualquier iniciativa que rompa la esencia del pueblo; y el trabajo realizado en los últimos dos años para impulsar un nuevo Plan General. Sobre este instrumento, insiste en que debe servir para ordenar el crecimiento y proteger la identidad del municipio, y no para abrir la puerta al descontrol.
Blanco recuerda que, cuando tocó posicionarse frente a proyectos como Dreamland, el macromuelle de Corralejo o las prospecciones petrolíferas, él y su equipo “dieron la cara”, mientras que muchas de las formaciones que hoy critican su gestión “ni estaban ni se les esperaba”.
El alcalde se define como “hijo de este municipio” y subraya que El Cotillo no puede convertirse en un decorado turístico sin alma, sino que debe preservarse como un espacio con identidad propia y un modo de vida que merece respeto y protección.
Finalmente, tiende la mano a quienes quieran debatir con seriedad sobre el modelo turístico y el futuro del municipio, “siempre con datos, propuestas y respeto”. En cambio, lanza un mensaje a quienes, desde fuera del Ayuntamiento, se dedican a difundir rumores para obtener visibilidad: “La mentira corre rápido, sí, pero siempre se cae sola”. Concluye afirmando que seguirán trabajando “con hechos, no con ruido”



