La leyenda del baloncesto, Carmelo Cabrera, da el pistoletazo de salida a las Fiestas de Tetir

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El exjugador del Real Madrid  hizo un repaso de sus vínculos con la localidad y pidió “que nadie cambie nuestra historia”

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En Puerto del Rosario, a 31 de julio de 2023.- “Me declaro ‘tetireño’, mi madre nació en la Vega y mis raíces majoreras me hacen sentir orgulloso”. Así dió el pistoletazo de salida a las fiestas de Santo Domingo de Guzmán, la leyenda del baloncesto, Carmelo Cabrera, quien hizo un repaso a sus vínculos con Tetir, remontándose a los años en los que su abuelo, Don Pedro Domínguez Clavijo, fue alcalde de La Vega, antes de que ésta se integrara a Puerto de Cabras.

Este domingo, 30 de julio, la Iglesia de Tetir acogió el día más esperado por todos los vecinos y vecinas de la localidad, el pregón de las Fiestas de Santo Domingo de Guzmán, en el que estuvieron presentes numerosos vecinos, así como representantes del Ayuntamiento de Puerto del Rosario y Cabildo de Fuerteventura.

El que fuera deportista de élite recordó el trabajo y el cariño con el que su «adorado» abuelo trató a este pueblo, dando prioridad a los profesores de la zona en los años 20 del siglo XX, cuando instó al gobierno central a equiparar los sueldos de los maestros al del resto de trabajadores públicos. Además, recordó cómo su abuelo creó los límites de Tetir, dividiéndolo en tres distritos y creando una fuente de información geográfica sin precedentes.

El pregonero se refirió también a su abuela, Doña Ana Francisca Manrique Ramírez, quien a pesar de nacer en Lanzarote tenía grandes vínculos con el pueblo de Tetir. «Papá Pedro y Mamá Paca», como se refería el baloncestista a sus abuelos, mostraron su amor a Tetir, su gente y cultura hasta el último día, «pues aquí descansan perpetuos».

Carmelo Cabrera aprovechó este momento para recordar sus inicios en la natación en la piscina del cuartel en Puerto del Rosario o sus paseos por Jarugo, el Castillo o los días de pesca frente al mercado municipal donde residían sus abuelos, hasta que a los 18 años se trasladó a Madrid para convertirse en el gran jugador de baloncesto en el que se transformó años después. 

El pregonero dijo recordar una Fuerteventura diferente en cuanto al desarrollo, pero la misma isla refiriéndose a su gente, costumbres, tradiciones y belleza natural. Elogió la cultura de Fuerteventura y reivindicó la importancia de conservar el patrimonio único con el que cuenta la isla e instó a convertir a la Vega de Tetir y a Fuerteventura en «un punto de referencia de paz y serenidad sin renunciar a crecer».

Concluyó enviando un mensaje a los jóvenes como deportista, instó a las generaciones venideras a una vida sana,  entrelazando deporte y cuidado de la mente como receta para el éxito en la vida. «Que nadie interprete nuestros sentimientos, que nadie nos cambie nuestra historia, cuidemos el trabajo de nuestros antepasados, y que Viva Santo Domingo de Guzmán!”, finalizó Cabrera.

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